El tratamiento para la hiperhidrosis utiliza toxina botulínica para bloquear de manera temporal las señales nerviosas que estimulan las glándulas sudoríparas, logrando una reducción significativa de la sudoración excesiva en zonas como axilas, palmas y plantas.
Al actuar directamente sobre el mecanismo que produce el sudor, este procedimiento ofrece un control efectivo de la humedad, mejorando la comodidad y la calidad de vida de quienes sufren esta condición.

Su aplicación es rápida, segura y no invasiva, lo que permite obtener resultados visibles en pocos días sin necesidad de intervenciones quirúrgicas ni largos periodos de recuperación.

La personalización del tratamiento se basa en una evaluación dermatológica que determina la cantidad óptima de toxina para cada área, garantizando una acción precisa y natural. Este enfoque terapéutico resulta especialmente atractivo para quienes desean recuperar la confianza en su imagen y evitar la incomodidad social y profesional causada por la sudoración excesiva.